Del sol llega oblicuo el rayo,
hoja seca el suelo cubre,
caída en mortal desmayo.
Con miedo el enfermo nombra
del frío la acciòn cruenta;
mustio el árbol no dá sombra,
y barre el viento una alfombra
de hojarasca amarillenta.
Quién poca salud alcanza,
quién a impulsos del dolor
ayes sin consuelo lanza,
en mayo siente esperanza,
siente en octubre temor.
La primavera y sus flores
constituyen mis amores.
Yo rompería cién lanzas
contra el mes de los temores
por el de las esperanzas.
¿Compendia octubre los males?
No, también tiene excelencias,
que a sus soplos otoñales
ábrense los vendavales,
y los claustros de las ciencias.
Los estudiantes, a miles,
llegan en los ferrocarriles,
en coches y a caballo
y entre airecillos sutiles
llegan también…los resfriados.
Ventajas son manifiestas
de octubre, más otra goza
superior a todas estas:
la de celebrar las fiestas
del Pilar de Zaragoza.
Aún así, mayo y sus flores
constituyen mis amores.
Yo rompería cién lanzas
contra el mes de los temores,
por el de las esperanzas.

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