jueves, 22 de diciembre de 2011

A L B O R A D A

 

A la orilla del mar en la noche
dormida quedé.
Despertóme la ráfaga fría
del amanecer.
Aún el sol no se alzaba en Oriente
cuando desperté.
Más brillaba en el cielo la estrella
del amanecer.
En tus lóbregas sombras, ¡Oh Diós!
Cuanto dormité,
sin pensar que llegaba la hora
del amanecer.
Hoy, por fín, en mi claro horizonte
despunta la fé…
¡ Y ya siento en mis venas el frío
del amanecer !.

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