Mi sangre se me puebla de un ardor inefable
y en las manos me laten incomprensiblemente pájaros,
altas nubes oscuras, atormentados mares,
cuando acerco a tus sienes rumorosas mis labios.
Todo mi ser se inunda de infinito y hondura,
me fundo con el cielo, con la luz, con los campos,
y las piedras inertes y el arroyo tranquilo
se me acercan y tiemblan venturosos y humanos.
¿Qué misterio celeste entre tus venas fluye
cuando Diós me convoca, me llama entre tus labios?
Qué mares increibles me llevan poderosos
entre adelfas y estrellas, entre nubes y astros?
Arrebatado, enorme, como huracán perdido,
mi corazón se evade y va hacia tí sangrando.
¡Ay corazón herido de pasión y locura,
pájaro sordo, inmenso, que va ciego volando!
No hay comentarios:
Publicar un comentario